Tenía ganas de publicar esta entrada que le llevo dando vueltas a mi cabeza y forma al plasmarlo en el papel. Hemos llegado a un punto en el que el competir es todo un lujo. Participar en una simple 10k rondan de media los 8-12 €, lo cual me parece una barbaridad, teniendo en cuenta que estamos hablando de una relación 1€ / 1km en el que única y exclusivamente te dan un botellín de agua en el km 5 y con suerte, manzana/barrita y un Aquarius en la línea de Meta, con algo de suerte camiseta, pobre en la mayoría de los casos.
Si nos vamos a otras distancias, una Media Maratón ronda los 22-30 € y la Maratón los 45 € por fijar un precio medio. Lo cojonudo del caso es que en los últimos años, hay ciertas pruebas que tienen tantísimo éxito que incluso hay “peleas” por conseguir una plaza, en apenas 2-3 horas se agotan las 2.000-3.000 plazas ofertadas.
Si nos vamos al mundo del triatlón, hacer un Ironman 70.3 no los tienes por menos de 100 € en la mayoría de los casos, y eso teniendo en cuenta que te inscribas con 6-8 meses de antelación a la prueba, lo cual para muchísimos de nosotros es totalmente imposible saber si podrás asistir a dicha carrera, por motivos laborales, familiares o personales. Un Ironman ya ni hablemos, nos vamos a los 400 € fácil de inscripción y por poner un solo ejemplo, las plazas del Ironman de Vitoria 2014 se acabaron en lo que yo parpadeo 3 veces.
Si seguimos subiendo de categoría y ya por último, comentar ciertos retos u objetivos que a más de uno nos gustaría cumplir. Estoy hablando de las locuras; Maratón de Sables, Ironman de Hawaii o la Titan Desert, son pruebas que pienso que con una preparación muy específica y una mente privilegiada que no todo el mundo posee, pienso que se podría ser finisher (Salvo Sables que me parece para “Súper Hombres/Mujeres”). Bien, pues este tipo de retos o pruebas, para mí al menos, y pienso que como yo muchísimas miles de personas, son totalmente inalcanzables y no por la dureza o por el físico-psicológico, sino por el tema del dinero. Me es prácticamente imposible costearme una Titan Desert, en la que la inscripción cuesta alrededor de los 2.000 €, o Hawaii en la que costearme hotel, desayunar/comer/cenar, viaje, inscripción y gastos, supera con creces los 3.000 € y por mi parte, me es imposible.
Con esto quiero llegar a la conclusión de que las personas que pueden hacer este tipo de locuras, para mí son más que admirables, no por su dedicación física al deporte y por su prodigiosa mente que les permite superar multitud de adversidades para ser finishers, sino porque se pueden costear este tipo de pruebas.

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