En el último año he
podido comprobar por mí mismo como las diferentes filosofías motivacionales que
corren por las redes sociales, son totalmente ciertas. Sí que es verdad que hay
mucho motivado en Twitter, Facebook y demás que dicen que quieren correr un Ironman,
por poner un ejemplo, y entrenan 40´ durante 3 días a la semana. Lo que me
refiero es que todo el que se proponga hacer algo grande, con dedicación,
esfuerzo, sacrificio, planificación y constancia, puede llegar a conseguirlo.
El ser humano siempre quiere más. Es acabar una MM, y vas a por el maratón,
luego te ves corriendo un Medio Ironman, Ironman y demás pruebas de Ultrafondo,
es así, ley de vida :)
Además de los
mencionados que dicen que quieren hacer muchas cosas y nunca hacen nada, hay
otro tipo de personas que son las que dicen; "No puedo".
Autoconvencerse de que uno no puede, es una postura muy fácil, te tumbas en el
sofá de casa, dices que no puedes y listo. Demasiado triste vivir en esa propia
mentira, pero allá cada uno.
Hoy traigo 3 casos en
concreto, a lo mejor no los mejores, ni más conocidos, pero si bastante
recientes los 3 y que a mí particularmente me han llegado mucho.
El primero y que más
me impacta, es el de Harriet Anderson, Ironman Finisher el año pasado en Hawaii
con 78 años. No es el primer Ironman que termina y es posible que no sea el
último. Entró en los últimos 10 minutos para cerrar las 17 horas que permite la
organización del Campeonato del Mundo de Kona.
El segundo
caso es el de un niño estadounidense de 12 años, Jared Clark, que terminó un
Medio Ironman para recaudar fondos con el objetivo de ayudar a su hermano
gemelo, de 7 años, que padece una rara enfermedad. Me parece asombroso que con
esa edad puedas tener el fondo físico y el poder mental para afrontar una
prueba de estas características, y más teniendo en cuenta la edad. Hay gente
que se prepara a conciencia para este reto. El tiempo, 8h 18´, es lo que menos
importa.
Y por último
y también muy reciente caso, el de un padre, José Manuel Roás Triviño,
profesor, que el pasado febrero corrió con su hijo Pablo, que sufre una
paralisis cerebral, los 42,195 kms del maratón de Sevilla. Una prueba más de
que con esfuerzo, se cruzan las líneas de meta. Evidentemente los caminos no
son fáciles, nadie ha dicho que lo sean, lo que sí que digo que es verdad, es
que sí merecen la pena.
Bien post! Me ha gustado!!
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